DILECCIÓN
Traducción de Albert Samain
Busco y amo lo vago, lo indecible:
las armonías, las esencias raras,
los ojos de color indefinible,
las cabelleras y las sedas claras.
Por eso adoro sus melenas —blondas
como el grumo de miel que en los panales
deja la abeja— y sus pupilas hondas
y sus dos manos sobrenaturales.
Y amo también su corazón, sagrario
oculto al ojo humano, en donde brilla
—tal un inextinguible lampadario
en la penumbra azul de una capilla—
un amor escondido y solitario.
Eduardo Castillo