MAGDALENA LA CRUZADA
Tuvo una azafata doña Margarita
fue era la primera de sus azafatas,
por mares lejanos anduvo proscrita,
rehén de sultanes, mujer de piratas.
El rey Don Enrique le brindó una cita,
llena de sonetos y de serenatas,
donde retozaba con una cabrita
Sileno florido, de las cuatro patas.
Y cuando la noche se cuajó de estrellas,
amiguones pulidos, alegres doncellas
entraron al bosque desnudo de luz,
y vieron ocultos en la encrucijada,
a una dama joven de hinojos plegada
y al rey hugonote besando una cruz.
Andrés Eloy Blanco