DEL MISMO, QUE ESTANDO ENFERMO RECIBIÓ DE UNA DAMA UNA MATA DE RUDA Y LES RESPONDIÓ CON ESTA DÉCIMA
Para el tormento tirano
de que mi pecho adolece
ruda medicina ofrece
una hermosísima mano.
Alivio ninguno gano
en la pena que me inquieta,
pues nacisteis tan perfecta;
repara, mi bien, sin duda
que mi mal no quiere ruda,
que se cura con discreta.
Cristóbal de Monroy y Silva