EN LA REJA
A Julia
Una tarde de mayo,
Cabe a su estancia,
Vi tu pobre amiga
Triste
i cuitada...
Julia, ¡si tú la vieras!...
¡Ahora no es ni sombra
De lo que era!...
«¿Por qué... —salté al mirarla—,
Por qué tan triste?
¿Por qué tu boca de ánjel
Ya no sonríe?...
Hoy están tus mejillas,
Tan lozanas un tiempo,
Casi marchitas...
»—Estrañas... preguntóme,—
¿Por qué estoy triste?
Por qué mi boca... de ánjel
Ya no sonríe...
La flor que el cierzo ajita
Pierde con su perfume
Su lozanía...
»I, ¡a mí... desgraciada!...
(¡Quién me dijera!...)
La brisa del engaño,
Con mi inocencia
Se llevó mi hermosura,
¡Dejándome tan solo
Mortal angustia!...
»Julia... esclamó llorando...
Nunca indiscreta
La flor, a nadie, entregues
De tu inocencia...
Esa flor agotada,
Encantos y alegrías,
¡Todo se acaba!...»
* * *
Una tarde de mayo
Cabe a su estancia,
Vi de tu pobre amiga
Triste i cuitada...
Jamás su historia olvides
Si verte no deseas
¡Pálida y triste!...
Bogotá, 15 de abril de 1874: 164.
Candelario Obeso Hernández