CUATRO NOCTURNOS DEL ESCORIAL
II
El aire que recorre estos patios y que palpa
las figuras de reyes y evangelistas es ajeno
a todas las distancias y regiones del mundo.
Se diría nacido en las columnatas, corredores,
galerías, portales y salas de esta fábrica
sin término. Su misma temperatura mana
de la cantera pulida en la gris rutina
de su reverente superficie. Nace y muere
sin franquear jamás el augusto espacio
que su Católica Majestad prescribió como morada
para conocer y velar los asuntos del Imperio
y acoger las absortas vigilias de su alma sin sosiego.
Álvaro Mutis