ENXIENPLO DEL ORTOLANO E DE LA CULEBRA
Estrofas 1348-1356
Era un ortelano byen synple e syn mal;
en el mes de enero con fuerte tenporal,
andando por su huerta vido so un peral
una culuebra chica, medio muerta atal.
Con la nief' e con el viento e con la elada fría
estava la culuebra de frío amodorrida:
el ome piadoso, desque la vid' atordida,
dolióse mucho della, quísole dar la vida.
Tomola en la falda e levola a su casa,
púsola cab' el fuego, çerca de buena brasa;
rrebevió la culuebra: ante que la él asa,
entró en un forado de la cosina rrasa.
Aqueste ome bueno dávale cadaldía
del pan e de la leche e de quanto él comía;
creció con el grand viçio e con el bien que tenía,
tanto, que sierpe grande a todos paresçía.
Venido es el estivo e la siesta affyncada,
que ya non avíe miedo de viento nin de elada:
salyó de aquel forado sañuda e yrada,
començó a ponçoñar con venino la posada.
Dixo el ortelano: «¡Vete deste lugar!
¡Non fagas aquí daño!»—Ella fues'
ensañar,
abraçólo tan fuerte, que l' queríe afogar,
apretándolo mucho cruelmente a sylvar.
»Alégrase el malo en dar por miel venino,
e por fruto dar pena al amigo e vesino,
por piadat engaño: ¡dende bien le avino!
así derechamente a mí de ty me vino.
»Tú estavas cuytada, pobre, ssyn buena fama,
donde ovieses cobro, non tenías adama:
ayudete con algo, fue grand tyenpo tu ama;
consséjasme agora que pierda yo mi alma».—
«Sseñora», diz' la vieja: «¿por
qué so baldonada?
cuando traygo presente, so mucho falagada;
oy mis manos vasías, finco malesculcada;
conteçe como al galgo viejo que caça nada:»
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, 1320