EL GENERALIFE
Solo queda un escombro en la colina
del árabe palacio del ensueño;
si volviera Boabdil, su antiguo dueño,
juzgara igual a su aflicción tu ruina.
La dulce primavera granadina
no pierde en cambio su verdor risueño:
saltan las fuentes, convidando al sueño,
y flota olor de musgo y de resina.
En este aislado mirador gracioso
¡quién pudiera pasar hora tras hora
en la belleza y el amor soñando,
sin que turbe el letárgico reposo
otra voz, que la nota gemidora
con que se estrena el ruiseñor cantando!
Antonio Gómez Restrepo