TOLEDO
Sobre amarillo peñascal posada,
bajo un cielo del África esplendente,
alza Toledo la rugosa frente,
de viejos campanarios coronada.
Es medio día; la ciudad sagrada
duerme la siesta del lejano oriente;
solo se oye la forja, do, paciente;
prueba un armero el temple de una espada.
De viejo coro en el sitial repuesto,
al abrigo de góticos canceles,
pálida monja su ritual recita:
Y en un balcón, en adornado tiesto,
tiembla rojiza mancha de claveles
cual fresca boca que de amor palpita.
Antonio Gómez Restrepo