SERENATA
Asómate a la ventana
para que mi alma no pene,
para que mi alma no pene.
Asómate ya que viene
la luz fresca mañana,
la luz fresca mañana.
Asómate y si te miro
mi ardiente amor te confieso,
en los rumores de un beso
y en el vaivén de un suspiro,
y en el vaivén de un suspiro.
Sabrás que guardo un tesoro
para ti dentro del pecho,
para ti, dentro del pecho,
levántate de tu lecho
y sabrás cuánto te adoro,
y sabrás cuánto te adoro.
Las calles están desiertas,
las nubes vagan perdidas,
y las estrellas despiertas
y las estrellas despiertas.
Alejandro A. Flórez