VILLANCICOS
El Niño llora que llora...
le dolía el corazón.
Los pastores exclamaron:
«El Niño pide turrón».
El Niño llora que llora...
«Eso es que quiere mamar».
La Virgen le acercó el pecho,
pero no le hizo callar.
El Niño llora que llora...
lloraba ¿por qué razón?
Allí nadie lo sabía.
¡Le dolía el corazón!
* * *
El Niño dormido estaba
soñando con angelitos,
una mosca se posó
sobre sus ojos bonitos
y el Niño se despertó.
«No despiertes a mi Bien»
San José la reconvino.
Y la Virgen, con dulzor...
«Si sólo a besarle vino,
no la trates con rigor».
El Niño nada decía
porque no sabía hablar,
pero intentó sonreír,
como queriendo explicar
que Él sólo vino a sufrir.
Y convirtió a la mosquita
en un rayito de luna
que entrase por la ventana
y le besase la cuna
hasta llegar la mañana.
Adelina Gurrea