Apaga ya la luz de ese cuchillo, madrastra de las sombras
Aquí hay un tibio lecho de perdón y condenas
BALADA DE LOS LUGARES OLVIDADOS
Ella está sumergida en su ventana
En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta
EN DONDE LA MEMORIA ES UNA TORRE EN LLAMAS
Era un pacto firmado con la sangre de cada pesadilla
Estos son mis dos pies, mi error de nacimiento
He aquí unos muertos cuyos huesos no blanqueará la lluvia
He visto a la dicha perderse gritando
Mira a la que avanza desde el fondo del agua borrando
No, ninguna caída logró trocarse en ruinas
No sé si habrás logrado componer tu escritura
No te pronunciaré jamás, verbo sagrado
Oye ladrar los perros que indagan el linaje de las sombras
Temible y aguardada como la muerte misma
¿Y no sientes acaso tú también un dolor tormentoso
—¡Ya se fue! ¡Ya se fue!—se queja la torcaza.
Yo, el que vela arropado en la inocencia
Yo, Olga Orozco, desde tu corazón digo a todos que muero