CALLES
Caminar bajo la rendija azul,
¡tan alta!
Caminar sin que los espejos
me pongan enfrente,
¡tan parecido a mí!
Callando, aunque el silencio
alargue la calle endurecida.
Caminar, sin que el eco
grabe el oculto disco de mi voz.
Al mediodía, al mediodía
siempre, para no ir delante de mí,
y para no seguirme
y no andar a mis pies.
De prisa, dejando atrás la compañía
eterna, hasta quedarme solo,
solo, sin soledad.
Xavier Villaurrutia