EL VIENTRE
El vientre tiene
una hondura de tierra,
y allí el cuerpo se nutre como el árbol.
La térrea condición del hombre nunca,
nunca más clara.
Allí hay raíces, arroyos que pasan invisibles,
piedras oscuras, limos.
Y plantado está el hombre.
Allí se moja o nutre, de allí crece.
Externamente piénsase
que la materia se concentra aunándose
para dar en cintura.
Tirante, oculta el fango;
de todo, menos fuego:
todo arde frío y pasa, y todo queda,
revuelto en craso origen.
Aquí muy lento crece
el tronco. Surtió, surtió despacio
con un esfuerzo unánime.
¡Distinto!, y sus raíces
resuelta vida toman, y trastornadas muestran
la suavidad oreada, donde el azul en viento las comprueba.
Verdad, verdad creciente.
Y el vientre envía vida.
Y sube en savia clara
y es savia colorida, y se hace pecho,
y allí es aire, girando.
Y más, y aún más envía,
y es son, rumor de voz: viento armonioso.
Y aún del vientre más vida,
y sube más y es luz: sus ojos puros.
Y al fin ya sumo acaba:
cielo que le corona suavemente.
Y todo, vientre oscuro,
tenaces raíces, piedras, masa oculta.
Materia no distinta: tierra enorme.
Vicente Aleixandre