SÚPLICA
Delgadas lenguas, cabelleras rubias,
ninfas o peces, ríos y la aurora.
Sobre el nivel del aire bandas lucen
pájaros, plumas, nácares o sueño.
¡Risa!
Cien fuerzas, cien estelas, cien latidos,
un mundo entre las manos o la frente,
una senda o jirafas de blancura,
un oriente de perlas sobre el labio,
todo un sentir a ritmo azul el cielo.
Dicha, dicha, navío por el brazo,
por la más difícil coyuntura,
por donde si aplicamos el oído
se oye el rumor de la caricia extrema.
Un dolor muy pequeño, si es que existe,
es una niña o papel casi traslúcido;
pueden verse las venas y el dibujo,
pueden verse los besos no emergidos.
Ríos, peces, estrellas, puntas, ansia,
todo transcurre —mármol y sonidos—;
sordas esteras pasan clausurando
esa delgada voz de corazones.
Vicente Aleixandre