LUZ
Te vi una noche templada,
la madrugada vacía,
sin viento, de valles anchos
salir, viva de ti misma.
Paisaje, fondo. Naciendo,
uniendo, el aire. Hialina,
de la luz, risa creciente,
en abanico, sin prisas,
desde los montes tardíos
desparramada, blanquísima.
De ti misma. Sólo tú
pudieras ser ella misma.
Todos tus dedos alzados
tomaban luces de arriba
al paso, tu carne blanca
erguida, nueva, pristina.
Gentil, gentil, por los valles
la misma luz conducías
que de tus ojos silentes
delante blanca fluía.
Aprisco de luz. ¿Adónde?
A la madrugada tinta
en verdes—campo, miradas—
Iniciales, din malicia.
Tus brazos largos se alargan,
más lejos, más, se partían
somos en el aire aviando
ondas recientes perdidas.
se can todos los halagos,
todos, todos, mas no el día.
¡Halago justo que centra
una tu fisonomíá!
Llegas con él, llegas siempre
de ti misma y en ti misma.
Llegas tú, y el marco acaba,
cierra y queda firme el día.
Vicente Aleixandre