TRABAJOS POR JUANA
Pensando en Juana tomo siempre el sueño;
Juana mi reflexión de noche afana;
pienso en Juana también por la mañana
y Juana a todas horas es mi dueño.
Juana me desanima con su ceño;
Juana otras veces me parece humana;
severo estoy, según me mira Juana;
según me mira Juana, estoy risueño.
Sin Juana estoy y a Juana tengo al lado;
no es imperio el de Juana: ¡es despotismo!
Juana es en mí un espíritu arrimado
y para Juana no hallo un exorcismo...
¿Ves cómo este soneto está enjuanado?
Pues aún más enjuanado estoy yo mismo.
Tomás de Iriarte