¡AVE MARÍA!
¡Ave María! ¡Llena de gracia!
Tienes tres lustros, ojos de antílope,
mirada de astro, sonrisa de ángel,
boca de perlas y de rubíes,
tez de durazno que incita el diente
con sus pelusas y sus carmines,
barba de hoyuelo, crenchas de oro,
frente de musa, cuello de cisne,
pechos de estatua que el tul descubre
altos, redondos, blancos y firmes.
una belleza pagana y prócer
y en ella el lampo de un alma virgen.
Los que se arrastran no te conocen;
eres estrella, no ames reptiles,
que la hermosura, florón glorioso,
triunfal corona, botín sublime,
debe ser lauro de la grandeza,
llámese genio, virtud o crimen.
1898
Salvador Díaz Mirón