EL MUERTO
Como tronco en montaña venido al suelo.
Frente grandiosa y limpia, soberbia y pura.
Negras y unidas cejas, con la figura
Del trazo curvo y fino que marca el vuelo
De un pájaro en un croquis que apunta un cielo.
Nariz igual a un pico de halcón Albura
De canas. El abeto, ya sin verdura,
Dio en tierra y está en parte cinto de hielo!
El ojo mal cerrado tiene abertura
Que muestra un hosco y vítreo claror de duelo,
Un lustre de agua en pozo yerta en su hondura.
Moscas espanto y quito con el pañuelo;
Y en la faz del cadáver sombra insegura
Flota esbozando un cóndor al par que un velo.
Veracruz. El 5 de enero de 1895
Salvador Díaz Mirón