Cuando llaman y sale a abrir la pena
Cuando llaman y sale a abrir la pena,
y entran catorce penas compañeras,
cuando me tiento, y no me encuentro el pulso,
y el penar se me queda sordomudo,
cuando el pan llora y llora en la garganta,
y la saliva sabe tanto a lágrima,
cuando el bordón golpea el corazón
cuando mi propia y él, me compadece ,
y la sed se me encrespa entre los dientes,
cuando no estoy ni estuve ni estaré,
para creer, ni para comprender,
cuando las penas me desueyan vivo,
sin que darles ni el rabo por vestigio,
cuando el bordón golpea el corazón,
cuando mi clavo ardiendo se me hiela,
irán llanto y vinagre mis bodegas,
cuando se me insinúan barbitúricos,
cuando no aguanto más, ni me disculpo,
por no ser más que un trámite de muerte,
cuando el dedo me tiembla,
cuando sienten los vecinos como un pistoletazo,
soy yo que me descorcho y que renazco,
y echo a todas las penas por la puerta,
el corazón exulta, bordonea,
yo que bebo y que bailo sin mesura,
ebrio de tanto cuando, y tanto nunca,
en la deshora del amor insólito,
conjugación de orgasmo con un sollozo,
cuando el bordón golpea lo remoto.
Salustiano Masó