VIERNES OTOÑAL
Dorada claridad de lo alto
atempera los hedores más tristes
—los desperdicios de la industria
y del humano corazón
Dispongo el mantel limpio
y la sábana limpia,
atento al juego,
estratega de mis fruiciones,
y me retiro del inútil combate,
ya quemados los ojos en un largo
empeño de justicia,
fascinado por cuanto me contempla y contemplo
Ando por el otoño
cual si los pies fueran plumas,
viajo cómodamente instalado en un silbo,
me apeo en cualquier estación sin nombre
y poseo los campos
con desnudez provocativa,
hago estadísticas de aromas
—atento, siempre atento
al insidioso jaque de alfil y dama
mientras celestemente
paladeo las uvas
¿Qué otra cosa puedo hacer yo por el mundo?
Diré mi hosanna al sol de octubre
Intentaré no ser cruel
Porque veréis,
me siento el corazón como las rastrojeras,
como las cepas vendimiadas
que medio lloran, medio cantan
Y tan alta vida espero
que me tumbo a soñar lo que más quiero
y lo que más quiero es vivir
(incierto y alucinado como hasta ahora)
seguir resucitando por mi mano
doctorada en suicidio
Salustiano Masó