SONETO
En un mar sangriento de cruel venganza,
de rabia, de ira y de coraje lleno,
corrí tormenta, de esperanza ajeno
de llegar en mi estado a ver bonanza;
y un súbito accidente, una mudanza
el pecho libra del mortal veneno,
y el que en mi agravio a mi furor condeno,
en el perdón produce mi esperanza.
No la privanza me movió futura,
que Fortuna en sus obras desiguales
no hace de los méritos memoria;
más debo a mi piedad esta ventura,
y por lo menos en hazañas tales
de la gentil acción queda la gloria.
Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza