MARCO Y PERPÉTUA
¡Cantemos la hermosura de la vida
corporal! ¡En el cuerpo se concentra
toda la vida! Robustez del cuerpo:
¡sumo bien y ventura de la tierra!
Deleite del sentido. Boca húmeda
de mujer, donde sacia su sedienta
boca el varón. Erecto y suave seno,
para sus ojos y su tacto. Fresca
voz para la aridez del alma. Canto
del ruiseñor nocturno en la mimbrera,
junto al arroyo. Rosas y jacintos
en la mata y entre la cabellera.
Y luego el mar, la rubia playa, el prado,
el bosque, la montaña, las estrellas.
Todo para el gozoso ayuntamiento
de mujer y varón. Naturaleza,
sin el deseo de dos cuerpos mozos,
es caótica, sorda, muda y ciega.
¡Oh voluptuosidad de los sentidos!
¡Oh cuerpo humano, lleno de belleza!
Ramón Pérez de Ayala