TRES DE MAYO
Bella la noche está, cual si no hubiese
Tanta tristeza humana;
Como si más de un pecho no quisiera
No despertar mañana;
Cual si no hubiese lágrimas y adioses,
Y martirio de ausencia,
Y al que se queda le anunciara el cielo
Muerte de indiferencia.
Ángel de bendición que confortaste
Al pobre peregrino,
¡Aparta generoso de su frente
Tan fúnebre destino!
Déjame creer en la misión del ángel
Y en la piedad del cielo;
No destruyas tú misma la obra santa
De esperanza y consuelo.
En vano, en vano correrán los días
Sobre el mísero ausente;
¡Siempre, oh mujer! lo encontrarás el mismo
Que dejas hoy doliente.
Mi memoria es un templo do incesante
Te canto y te bendigo.
Podré ser infeliz, pero no ingrato
Ni mentiroso amigo.
Ruega al Señor que el Lázaro que alzaste
De su sepulcro un día,
Crea el milagro, y ande, y no se asiente
Sobre la hoya vacía.
Toma, y que te acompañe cuanto tiene
El cantor indolente:
Versos, perfumes que a su santa eleva
Un corazón ardiente.
Rafael Pombo