PARA EL ÁLBUM
DE LA SEÑORA IDA PERRY DE HURTADO
Lo más puro, grande o bello
De la inmensa creación
Se disputan el rendirte
Homenaje, halago, amor;
Cada templo tiene un culto,
Cada elemento una voz,
Un tesoro cada seno,
Y un retorno cada don.
Tú, reina, cuando te asomas
A tu oriental mirador,
Nunca reina más mimada
Ni más liberal se vio;
Por verse en tus negros ojos
Al salir te busca el sol,
Y mágicas tus pupilas
Al verlo lo vuelven dos.
Brisas de mar y de selva
Compiten por tu favor,
Aquella con su pureza,
La segunda con su olor;
Y puras y embalsamadas,
Como besos de las dos,
Te sonríen esas flores
Que para ti pinta el sol.
En tanto el mar quiere humilde,
Por ti domado león,
Bordar encajes de espuma
Sobre tu pie tentador;
O golpea estas murallas,
Cerco de orgullo español,
Dándote salva de reina
Con el tronar del cañón.
Así todo te agasaja
Con su culto o con su voz;
Todo en la tierra te habla
De la dicha y del amor,
Y en la inmensidad de un cielo,
Nido azul de la ilusión,
Ves los sueños de la hermosa,
Ves la bendición de Dios.
No hay imagen que apesare
Tu tranquilo corazón;
Y es la nube que se pierde,
Y es la nave que partió,
Una nave y una nube
Que no cuestan un dolor;
Y se olvidan, cual se olvida
Del poeta el triste adiós.
Panamá, diciembre 24: 1856.
Rafael Pombo