MÁRTIR DE AMOR
A MANUELITA
A tus ojos yo soy un cadáver
Que no admira, no late, no siente.
Falta el sol de la vida en mi frente,
Y su risa me niega el placer.
Pero atrás de este velo de mármol
Hay volcanes de afectos ínmensos
Que en silencio me abrasan intensos
Porque mártir de amor debo ser.
Yo en tus labios libara la dicha,
Y feliz como un dios en tus brazos
Consagfrara ante Dios nuestros lazos,
Y cual muero, viviera por ti.
Pero escucho una voz que me ordena:
«¡Parte, y solo, y amado, y maldito!»
Y lay! tu mal por mi mal no permito,
Ni yo quiero que llores por mí.
¡Vive, y goza, y adora al que te ame!
Mientras huyo... ¡y amándote expiro!
Yo no quiero costar ni un suspiro,
Ni mi cruz dividir entre dos.
¡Ay! no turbe tus sueños de virgen
Quien velando entre angustias te nombra:
Cree que yo no soy más que una sombra
Que ha pasado diciéndote ¡adiós...!
Popayán: 1854.
Rafael Pombo