LA PALABRA
Yo acercara mis labios a tu oído,
Y aunque temblara tímida mi voz,
Te dijera hondamente conmovido
Una sola palabra, una expresión;
Pero quiero yo tanto esa palabra,
Y tanto el pronunciarla temo yo,
Que a solas sin cesar mi mente labra
Y ansio en vano decirla entre los dos.
Ella encierra el secreto de mi vida,
Y el porvenir, la fe del corazón,
Y cuanto espera y teme y odia y cuida
Mi ser de todo ser después de Dios.
Te la diré, decírtela es preciso;
Mas ¿qué responderás? ¡oh! ¡compasión!
¡Diciendo sí me das el paraíso,
Y el infierno me das diciendo no!
Bogotá, 1851.
Rafael Pombo