LA EXTRANJERA
En vano, melancólica extranjera.
Buscas aquí tus flores y tu sol;
Luz de otro sol y flores de otra tierra
No tienen fuego, aroma ni color.
Te preguntan, ¿qué tienes? no respondes;
Pero bajas tristísima la sien.
Niña y proscrita, nadie te conoce
Nadie te viene a acariciar tal vez.
Infeliz ¡ni un suspiro! ¡ni
una lágrima!
¡Cuánto dice en silencio tu dolor!
—Acaso entre las sombras de tu patria
Una querida sontbra resbaló.
Y cuando vaga un nombre por loe labios,
Y llena del ausente el alma está,
¿Qué valen las caricias de un extraño
Que viene nuestro culto a profanar?
Sonríes, y es acerba tu sonrisa;
Hablas, y es triste el timbre de tu voz;
Y si alzas la mirada, tus pupilas
Brillan como dos astros de dolor.
¡Flor de otro clima! ¡virgen de otras aras!
Di ¿no pudiera consolarte yo?
¿Te falta amor?—¿Mi corazón no basta?
¿Patria?—Patria te da mi corazón.
Rafael Pombo