EL MOSQUITO LLORÓN
Señor Mosquito, ya yo me hago cargo
De la penosa situación de usted.
Ya eso no es cuerpo, eso no es más que el largo
De un cuerpo que hubo, y que hoy es hambre y sed.
Ya es excesivo tanto laconismo.
Ya es imposible compendiarse más,
Ya usted no es más que el forro de usted mismo,
Y muy justo es que busque lo demás.
Yo bien quisiera, créame usted, sacarlo
De tan precaria y triste condición,
Y, cual si yo no fuese yo, dejarlo
Rehacerse en mí y hartarse a discreción.
Pues siempre soy y he sido buen patriota
Y no me aterran sacrificios, no.
Todos ofrecen dar la última gota;
¿Por qué rehusarle la primera yo?...
No tengo mucho que ofrecer, soy franco;
Pero a lo menos ya cené por hoy,
Y sin temor le diera firma en blanco
Contra lo poco que yo tengo y soy.
No creo que usted me suprimiera entero;
Alguna cosa ha de quedar de mí,
Y me traería un sueño placentero
Pensar que a un pobre mesa y pan le di.
Mas viene usted con circunloquio tanto,
Y llora tanto y soba tanto usted.
Que, señor mío, ni que fuera un santo...
¡Zas!... ¡Helo allí, pintado en la pared!
Rafael Pombo