LOS DOS ÁNSARES
Iban viajando dos Ánsares,
Y uno al otro preguntó:
«¿Viste aquel soberbio pájaro
En casa de un gran señor?
»¡Qué plumaje tan magnífico!
¡Qué pintas, qué tornasol!
De los colores más fúlgidos
Graciosa combinación.
»Nada hay más bello; adornándolo
Naturaleza agotó
Como un obsequio de un ídolo
Lo más precioso y mejor.
»Con razón el mundo alígero
Por monarca lo eligió
Poniendo en su frente el símbolo
¡De imperio y de perfección!»
—«¡Ah! —dijo el otro—, ¡qué lástima!
Tal fénix no he visto yo;
Mas vi un Pavo algo estrambótico
Que me llamó la atención,
»Y estará descontentísimo
De ser como lo hizo Dios,
Bien que en los seres más ínfimos
El engreimiento es mayor.
»Juzgo que peca de estúpido,
Vista la desproporción
Entre su cráneo de tórtola
Y su cuerpo de cóndór.
»¡Qué patas, son un escándalo!
Pero nada tan atroz
Como el canto: entre volátiles
Ese es el rebuznador».
Dos pinturas tan antípodas
Hicieron aquellos dos
De un mismo animal, —del pájaro
De Juno predilección.
El uno vio sus deméritos,
El otro sus gracias vio.
—La crítica de los Ánsares
Es maña vieja inter nos.
Rafael Pombo