LA SERPIENTE CARITATIVA
(Traducido de don José M. Hurtado, distinguido poeta de Londres)
Una astuta serpiente escuchó un día
Tierna avecilla que en su cárcel de oro
Lloraba ausente otro mejor tesoro,
Y el solitario encierro en que vivía.
Husmeó el reptil de dónde aquél venía
Limpio raudal de melodioso lloro,
Y resbalando hasta el cantor sonoro,
Se ofreció a entrar y hacerle compañía.
Fascinado el sencillo prisionero.
Ayudó con el pico; y la serpiente
Coló, zafando la sutil gamella.
Sorbiose al pajarillo incontinenti,
Pero tanto engrosó la traga-entero.
Que no pudo escapar, y allí quedó ella.
Nueva York, septiembre 25: 1870.
Rafael Pombo