EL PUNTERO DE RELOJ
Dijo el puntero del reló:
—«¿Quién al tobillo me alcanzó
En importancia, en dignidad?
Dios hizo el mundo, eso es verdad,
Pero lo voy moviendo yo.
»Yo soy del tiempo el gran ministro;
Yo lo divido, lo administro,
Guardo sus fondos a interés;
Y lo bautizo y lo registro,
Y él va marchando con mis pies.
»Nada me para o me adormece;
El mundo entero me obedece,
Y a mi compás latiendo va.
Ni un perro nace, ni perece,
Mientras no digo: ¡Es tiempo! ¡ya!
»Reyes, banqueros, negociantes,
Médicos, novios, comandantes,
Dóciles títeres me son.
Sin mis desvelos incesantes
Volviera al caos la creación».
Así el puntero discurría.
Mientras callado a espaldas dél
El fiel resorte lo movía;
Todo el trabajo éste lo hacía,
Y el otro hurtábase el laurel.
¿A cuántos grandes funcionarios
Daremos ¡ay! del mismo modo
Incienso y gloria y honorarios
Cuando tal vez lo deben todo
A sus humildes secretarios?
Rafael Pombo