LAS QUEJAS
Sólo el asiento de otro
Caliente hallamos;
Calor de asiento propio
No lo notamos.
Juan se queja de Antonio
Que lo desvela
Porque suele encendida
Dejar la vela;
Y en tanto el delicado
Que hace el reproche
Ronca como un infierno
Toda la noche;
Y luego integro el día
Vive silbando
O dándole a un chirriante
Violín infando.
Antes que a otros recuerdes
El catecismo
Repásalo primero
Para ti mismo.
Rafael Pombo