LA MUÑECA DE EMMA
Emma tenía una muñeca muy linda, y un hermano, de nombre Tadeo, muy travieso y mal intencionado; y este muchacho tenía un perro que él prefería a su dulce hermanita, tal vez porque era tan dañino como él. Se olvidó un día Emma de guardar su muñeca; y Tadeo, que la encontró, le cortó la cabeza y se la dio a su perro para que se divirtiese con ella, y fue tanto lo que el perro baboseó la cabeza de la desgraciada muñeca, que al fin le quitó el color, y la misma Emma ya no habría podido reconocerla. Pero sucedió que dicho color era venenoso, y que al día siguiente, cuando Emma estaba llorando por su muñequita, el perro de Tadeo estaba agonizando por el veneno. Tadeo vio en esto un justo castigo de su perversidad, le pidió perdón a Emma, le regaló una muñeca mejor que la primera, y juntos hicieron el entierro del cómplice en aquella vil travesura.
Rafael Pombo