INTERROGACIÓN
Cuando al aura de placer
De una brillante mañana
A nuestra abierta ventana
Nos asomamos a ver;
Y vemos el cielo azul
Ardiente en llamas de vida,
Y la tierra sonreída
Como nadando en su tul;
Y tanta variada escena
Que en asombrosa unidad
Prueba de Dios la verdad
Hasta en un grano de arena;
Y oímos de agua el rumor,
De los bosques el murmullo,
De las aves el arrullo,
De las olas el clamor;
Y acaso tras de un holán
Sorprende la vista ociosa
Pechos de virgen hermosa
Que dicha brindando están;
Herido a tanta belleza
Nuestro instinto de placer
Sentimos todo el poder
De la gran naturaleza;
Y exhalando silenciosos
Un suspiro de dolor
Preguntamos al Criador:
¿Por qué no somos dichosos?
Nueva York, septiembre: 1856.
Rafael Pombo