LA JORNADA DE LA VIDA
(The journey of life, de Bryant).
De la menguante luna al rayo frío
Cuando de noche en las afueras ando,
Pienso en la humana vida. En torno mío
Sólo bultos inciertos voy hallando
Que me burlan la vista, hoyos traidores
Que están entre las sombras acechando;
Y aquí y allí cortados resplandores
De luz que el aire a calentar no alcanza
Ni a dar color de vida a los colores.
Bajo mis pies la tierra un eco lanza
Cóncavo y pavoroso, cual si fuere
Sobre tumbas andando —En lontananza
Alguna que otra luz mis ojos hiere,
Me habla de un dulce hogar, y a otro momento,
Cual la esperanza entre desdichas muere.
Cruza y recruza congojoso el viento
Este paisaje lúgubre, y suspiros
Pueblan el desolado firmamento.
Yo sigo: en mis jornadas no hay respiros;
Y estrella por estrella, hora por hora.
Contando voy en sus cadentes giros.
Los pies ya empiezan a flaquearme ahora,
Pero no me detengo mientras dura
La débil luz que hallé por conductora.
Hasta que rompa en la gloriosa altura.
Cual vida nueva, el resplandor del día,
Y la verdad suceda a la impostura,
Y la luz a esta noche triste y fría.
Rafael Pombo