TENTACIÓN
I
En el solemne trance de la última agonía,
Esa hora en que una vida de crímenes se expía,
Esa hora en que se suman cien años de dolor,
Hay un momento de éxtasis, de incomparable calma,
Dulce boda de muerte del cuerpo con el alma,
Caricia postrimera de aquel infausto amor.
II
Espléndido occidente del astro de la vida,
Cuando nos tienta el mundo, y el cielo nos convida,
Y somos ángel y hombre, gloria y debilidad;
Y el hombre agonizante, y el serafín naciente
Al umbral de ambos mundos, mecido blandamente,
Disfruta de ambos la íntima, suprema voluptad.
III
¡Esa emoción sublime, tú, cruel, me concediste
En medio a la agonía que al corazón trajiste,
Oh Muerte, con faz de ángel y nombre de mujer!
¡Muerte, no me atormentes, o acaba de matarme!
¡Mujer, ven a tu hoguera, o deja de quemarme!
¡Ángel, vuélveme al cielo, si no eres Lucifer!
IV
Tú eres la catarata, la tentadora esquiva
Que abriste en mí un abismo con labia corrosiva
E hicístele el juguete de tu capricho infiel.
En vano a tus pies clama, frenético, anhelante,
Tú le atormentas, le ahondas, le agitas incesante,
Y a cada instante, siempre, vas escapando de él.
Rafael Pombo