¡AQUÍ ESTÁ!
Ella esperando y temiendo,
Yo temiendo y esperando,
Ambos al otro buscando
Y huyéndonos todos dos.
Después de una largfa lucha
De celos mal disfrazados,
Henos solos, encontrados
Frente a frente y voz a voz.
En este juicio de amantes
Propios y contrarios jueces
Nos miramos muchas veces
Con sonrojo y a traición.
¡Tanto debemos decirnos!
¡Hemos de explicarnos tanto!
Mas nadie rompe entretanto
Su forzada condición.
Amor, odio, celos, ira...
Nadie sabe lo que siente,
Pero hay un anillo ardiente
Que une nuestro corazón.
Y alzarse teme la vista
Enclavada en nuestra sombra,
Y nuestro labio nos nombra
En rápida convulsión.
Trémula el alma en los ojos
Bien anuncia cuánto pesa
En nuestra propia cabeza
Nuestra propia sinrazón.
¡De súbito hállanse! ¡brilla
Un relámpago de espanto!
...¡En los párpados hay llanto...!
¡Es la reconciliación!
¡Ah! ¡sí! mis labios te buscan,
Mis brazos te reconocen,
Y aunque los ojos rebosen
Y gima opresa la voz,
Es que el hombre es muy pequeño,
Y en dicha nos ahogamos...
¿No quieres, di, que volvamos
A aborrecernos los dos?
Bogotá, diciembre 8: 1852.
Rafael Pombo