MANDELSTAM
Vivo
¿a quién debo este honor?
Mi alma vacila. Dante me acompaña
a través de la noche soviética.
Yo vago entre las ruinas
de la Hélade.
No puedo huir.
Esconde
los poemas, Nadezda. Apúrate.
¿Cómo pudiste, César,
destruir
nuestra vivacidad?
He abandonado toda esperanza
a la entrada del campo.
El único que habla ruso
no podía olvidar.
Un dios perdona,
un semidiós no.
Los gritos
se pierden en la vastedad de mi país.
Rafael Cadenas