Cuanto hiciste
fue para propiciar
el encuentro.
Aparta pues de ti
la espera.
Ahora.
Sólo hay
aquí,
ya,
un aquí embriagado
en un ya de oro.
Te encontrarás de bruces
ante ella.
La vida a quemarropa.
Por fin.
En tu cuerpo.
La flor inmediata,
la única,
te esperó siempre.
Rafael Cadenas