ELEGÍA DEL RETORNO
Aquí estoy ya. Diviso del cuartucho
la vieja tapia del jardín frontero,
concertante de pájaros escucho
que celebran la vuelta del viajero.
Los “pensamientos” anhelosos miran
con sus ojos violados y doncellos;
repican las campánulas; y estiran
las azucenas los nevados cuellos.
—¿Cómo te fue?—pregunta la rampante
trinitaria, y la tímida violeta,
y el chorro de la fuente y la silbante
brisa. Todos cuestionan al poeta.
Y yo a mi vez pregunto: ¿la rosada
y divina figura, en dónde, en dónde?
¿Por qué no cruza el carmen la hamadriada?
El escaño vacío me responde.
Balancea su esbelta aristocracia
el sauce melancólico y silente,
cierra su verde parasol la acacia
y se cubre de lágrimas la fuente.
Caracas, agosto de 1908
Rufino Blanco Fombona