NOCHES
Van volando las canciones
a los líricos balcones,
las ideas a las frentes,
y los besos a las bocas,
cuando en noches transparentes
viste el cielo azules tocas.
Como lámparas colgantes
de la bóveda celeste
las estrellas rutilantes
dan su pálido fulgor;
y parecen fulgurantes
en el fondo azul celeste,
fino polvo de diamantes
en la azul y blanca veste,
hecha en nubes, del Señor.
La amorosa serenata
pliega el ala entumecida
en la reja de una ingrata,
de una ingrata fementida;
como cien diversas flores
van en una misma cesta,
en la noche se diría,
van los tímidos amores,
y los besos de la orgía
y la música de fiesta.
En la noche de alegría
toda joven se engalana,
porque el novio le sonría
al mirarla en la ventana
en las noches de alegría,
en las noches de placeres,
el encanto de la orgía
son las pálidas mujeres.
*
En las noches taciturnas,
no hay estrellas, no hay orgías;
son las almas como urnas
que dejara amor vacías;
en las noches taciturnas
vienen malos pensamientos
con las ráfagas nocturnas;
merodean criminales;
y aparecen macilentos,
espantosos, espectrales,
los enormes monumentos
y las viejas catedrales.
En las noches taciturnas
los afrentados esposos,
como muertos en las urnas
van cayendo en el dolor;
los queridos recelosos
los amantes engañados,
todos gimen los forzados
los forzados del amor.
En la noche —triste augurio—
llora el mísero poeta
una próxima traición;
perdonadme si os injurio,
claros ojos de violeta,
negros ojos de carbón.
Rufino Blanco Fombona