No es de extrañar que la habitación del autor esté llena de carteles alusivos. Desnudo, da vueltas por el centro
contemplando las paredes descascaradas, en las cuales asoman signos, dibujos nerviosos, frases fuera de contexto.
Resuenan en el caleidoscopio, como un eco, las voces de todos los que él fue y a eso llama su paciencia.
La paciencia en Gerona antes de la Tercera Guerra.
Un otoño benigno.
Apenas queda olor de ella en el cuarto...
El perfume se llamaba Carnicería fugaz...
Un médico famoso le había operado el ojo izquierdo...
Roberto Bolaño