DESPERTAR
¡Esplendor del libérrimo día!
Tras el sueño y la noche falaz,
el tropel fugitivo de sombras
ante el brusco y veloz despertar...
A la absorta mirada se ofrece
el camino de sol y de paz.
Mas no el cielo de albas se cubre
ni seduce miraje ideal:
es la luz que ilumina las sendas
roja luz de la muda verdad.
A lo lejos en niebla se esfuma
cuanto fue deleitoso y vivaz,
y en color y sonidos mentía
el portento de un mundo inmortal.
¿Volverán las miríficas formas
la fantástica noche a poblar:
las marmóreas columnas del templo:
bajo el pórtico, lucha y solaz;
sombraamiga del plátano agreste,
del lliso en la margen feraz?
¡Ay, si el sueño me asaltaen la ruta
sin que el término logre alcanzar...!
¡Oh visiones! Dejad que camine
en mi senda de sol y de paz.
México, 1910
Pedro Henríquez Ureña