TODO LO QUE PASA ES BELLO
Un resplandor de aurora te anunciaba.
y en el trino del ave Poesía
un júbilo mirífico estallaba:
la aparición del astro predecía.
y fue un meridional deslumbramiento.
Toda se conmovió la selva agreste.
Sonar el alma absorta oyó en el viento
una cántiga lírica y celeste.
Recogida en fervor, y temerosa,
osó mirar al cielo el alma mía.
¡Oh visión inmortal de oro y de rosa,
nunca soñada por la fantasía.
Sí, sobre el sol hermosa, rara estrella:
toda la luz del sol, más dulce y pura.
Era, al pasar, su esplendorosa huella
florescencia de rosas en la altura.
¡Ay! Cuando más absorta se extasiaba,
sintió mi alma ensombrecerse el cielo.
Raudo, fugaz, el astro se alejaba.
Reinó la noche: el insondable duelo.
¿Fuiste un astro fugaz? ¿Una quimera?
Con la mirada en el confín distante,
tímida suplicando mi alma espera
que surja una vez más el astro errante.
México, 1910
Pedro Henríquez Ureña