ALONDRA DEL CABALLITO DE MAR
Tendido sobre la arena,
un caballito de mar.
Su fino cuello desnudo,
¿a quién interrogará?
Si es a tus ojos azules,
no le dirán la verdad,
ni tampoco las colinas
que sobre tu pecho están.
Si a la brisa le pregunta,
la brisa responderá
que se ha rasgado el vestido
en las púas del rosal.
La arena misma pregunta,
muerta de curiosidad,
qué diminuta sirena
su lomo cabalgará.
El niño del pelo largo
decía en su soledad:
¿podrá jugar en el agua
al ajedrez con la sal?
Y la niña no podía
dejarse de preguntar:
¿sabrán relinchar de amor
los caballitos de mar?
Pedro García Cabrera