ALONDRA DE LA FUENTE ENAMORADA
Perdida en medio del bosque,
la fuente tenía miedo
de que un día se ahogase
de frío verde y silencio.
Quince lunas de obsesiones
encandilaban su pecho,
quince luneras de agua
desangrando quince espejos.
Tenía sed de ola presa,
sed de obelisco y lucero,
la blanca sed de una corza
desnuda dentro de un sueño.
Cúpulas de soledades
y helados de vidrios sin besos
ahondaron su garganta
hasta el talón de los hielos.
Los párpados de la orilla
siempre esperaban abiertos
que una mano les cortase
pestañas de lirios tiernos.
Y un día la fuente vio
claro el fondo de su pecho
y se sintió enamorada
del ruiseñor del silencio.
Pedro García Cabrera