XXIV
Con el tiempo embalsado y la distancia
a flor de labio y corazón de ausencia,
girándome en un rol de soledades,
doy vuelta a los basaltos del recuerdo,
a las finas palabras de la lluvia,
a tu amistad de río y sombra verde,
al ecuador que arrulla tu cintura.
Y mientras que me iba descubriendo
en nuevas lontananzas pensativas,
desde el extremo ausente de mí mismo
alguien rompió a cantar islas y mares.
27 de junio de 1943
Pedro García Cabrera