XIX
Como tú, libertad, oh ausencia mía,
juegas en mis trapecios de colores.
Yo, tu circo, tus gradas expectantes,
tu naipe al alimón, tu anillo al dedo.
Me haces de cada músculo un camino
para lograr, altísima, mis sienes,
tú que tan honda, hondísima, entreabres
el alfa de tu vuelo en mis raíces.
Y al ascender calzadas interiores
hasta el nido de águila del gozo,
le das un doble eje a cada día,
médula virgen, torre de homenaje,
donde tú, libertad, velas las armas
que nunca te han de herir, oh ausencia mía.
Tan al pie de mi voz tu sombra nace.
29 de octubre de 1942
Pedro García Cabrera