GRANITOS DE ARENA
XXXII
Tú te entremetes por mi sangre adentro
estrechando tu exilio contra el mío.
Y me abrasa la sed de tus abrazos,
aún estando a la sombra de mí mismo.
Y pones en las cruces de mis días
las pompas de jabón de tu espejismo.
Y me hablan un lenguaje de ternura
tus curvas inclinándose a mi oído.
Toda tu cabellera se derrama
en mi anterior desierto pensativo.
Y siento que tu arena es ya mi arena,
que van sobre los tuyos mis caminos,
y que una luna llora en nuestro cielo
dos vidas paralelas y un destino.
Pedro García Cabrera