GRANITOS DE ARENA
XX
Tener la sed por límite rodante;
castigar tu sopor con la fatiga
de tus bélicos granos de mostaza,
siempre en lentas andanzas fugitivas;
uncirte a tu bregar de abejas locas
que hundieron su estilete en tu mejilla,
quedándose después recién clavadas
con un temblor levísimo de espigas;
emerger y borrarte a cada instante
sin que tu faz traduzca la mentira
de tu quietud aparente de astro muerto
que se ciñe a tu órbita de vida
y manar incansable por los bordes
del párpado de sol que se perfila
allá donde tu arena con el cielo
se desposa, se funde y acaricia.
Tu cIma es todo eso: paradoja
bordada en el cojín de una ironía:
el movimiento que se piensa erizo
y el reposo que quiere ser ardilla.
Pedro García Cabrera